AL AZAR DE BALTASAR (Robert Bresson, 1966)
- Ana May
- 28 nov 2021
- 4 Min. de lectura
*En adelante, nos referimos a la película como AADB1966.
“Cualquiera que vea este film quedará absolutamente deslumbrado […] porque este film es, en verdad, el mundo en una hora y media” (Jean-Luc Godard).
Con estas palabras describe Godard (otro maestro del cine) a una película estrenada en 1966 por Robert Bresson: Al azar de Baltasar.
Bresson realiza AADB1966 en su etapa madura, donde consiguió desarrollar un estilo propio y puro a través de un lenguaje visual lleno de miradas, sonidos, gestos…
Además ya había dirigido películas como Un condenado a muerte y Pickpocket. Obras maestras basadas en la sencillez, realizadas también en su etapa madura, que han pasado a la historia y que le dieron algún que otro triunfo al director: mejor dirección por Un condenado a muerte (1957) y Gran Premio del Jurado por El proceso de Juana de Arco (1962) en el Festival de Cannes.
Unos créditos formidables que no dejan al espectador indiferente, ya que Bresson quita la música en un determinado momento para que se oigan los rebuznos, el mensaje del protagonista de la historia: un burro llamado Baltasar y a través del cual el director cuenta la trama. Después de los rebuznos, vuelve la música. Transmitir tanto desde el principio sólo está al alcance de pocos. ¡Gracias Bresson!
El guion es del propio Bresson y está inspirado en El Idiota de Dostoyevski. Parece que Bresson era un gran admirador del escritor, ya que anteriormente se basó en otra obra de Dostoyevski para realizar Pickpocket: Crimen y Castigo.
Cabe destacar la pureza y metáforas que recoge el director en el guion.
Magníficas las localizaciones con las que cuenta el film. Un campo melancólico, que trae recuerdos de la infancia y que nos transmite buenas sensaciones; un establo acogedor para Baltasar; un banco que derrocha amor infantil... Sin embargo, a medida que avanza la película todas estas localizaciones sufren un arco de transformación y donde antes había alegría, ahora no queda nada más que tristeza, un “ambiente gris”. Bresson consigue que el paisaje y las localizaciones sean un personaje más dentro de la película.


El vestuario a cargo de Pierre Charbonnier, colaborador de Bresson en más ocasiones: Pickpocket o Un condenado a muerte se ha escapado, está muy logrado ya que desde el primer momento identificamos a los personajes: chaquetas de cuero en “los malos”; ropa desaliñada en el “borrachín”; o los vestidos sencillos que muestra Anne Wiazemsky a lo largo de la película. Esa escena en la que la actriz, tapada con una manta y posteriormente desnuda, saca a relucir la transformación de su personaje.

Bresson opta por actores no profesionales, algo característico de su estilo para así llegar a la “esencia, a la pureza extrema”. Aunque es verdad que la protagonista del film Anne Wiazemsky sería más reconocida posteriormente por haber participado en películas de Godard (su marido en el momento) como La Chinoise, Tout va bien, Vladimir et Rosa… Su inicio en el cine tuvo lugar con AADB1966. Otros actores son François Lafarge (Gérard), Walter Green (Jacques)…
Las interpretaciones son sublimes, con unas miradas que lo dicen todo y que no necesitan diálogo.



Mención especial merece Baltasar, símbolo de la inocencia y humildad, que desde el primer fotograma encandila.

El burro es otro actor más, es el testigo y el responsable de contarnos la historia de los personajes. Unos personajes insensibles, fríos y sin sentimientos (incluida Marie, cuyo personaje cambia). La excepción a este mundo gris es dicho animal.
Baltasar marca el paso del tiempo: de pequeño tiene una vida apacible; cuando crece se convierte en animal de carga, que será maltratado hasta alcanzar su única liberación: la muerte.
Además hay una referencia a Romeo y Julieta con la rivalidad entre la familia de Marie y la de Gérard.
La dirección es extraordinaria y Bresson consigue otra vez más la credibilidad de las interpretaciones.


En cuanto a la música, Bresson escoge al compositor vienés Schubert para acompañar a Baltasar hasta el fin de sus días. Una melodía que alberga una tristeza responsable de que AADB1966 transmita una emoción y sentimientos difíciles de olvidar.
Además la música está a cargo de Jean Wiener, colaborador de Bresson en los años siguientes, que aportaría las músicas diegéticas a sus películas.
Bresson es un maestro del sonido y en AADB1966 lo demuestra una vez más. Se escucha una puerta abriéndose, las pisadas del burro…y todo con una pureza inigualable, incluso aunque las escenas cuenten con música de fondo siempre se distingue el sonido ambiente (que en ocasiones crean los personajes).
La fotografía de Ghislain Cloquet es de una belleza exquisita: primeros planos con los ojos de Baltasar mientras está siendo maltratado; los contrastes de luces y sombras, como el plano donde le cae nieve al burro; la cámara que sigue a los personajes y va ampliando el plano…

En lo que se refiere al montaje, Bresson al igual que otro maestro del cine como es Fritz Lang, opta por aludir la violencia, no mostrarla (minuto 47-48). Esto se observa en escenas donde Baltasar está siendo maltratado por alguno de sus dueños. Escenas donde solo escuchamos el rebuzno del burro.
“Que sea la íntima unión de las imágenes la que las cargue de emoción” (Robert Bresson).
En efecto Bresson opta por un montaje armonioso, precioso y sin ornamentos, donde “las personas se enlazan unas con otras y con los objetos a través de las miradas” (Bresson).
El director pensaba que el cine es como un teatro filmado, mientras que el cinematógrafo era el medio para alcanzar una nueva escritura visual de imágenes en movimiento y de sonidos, relacionados por el montaje. Desde luego Robert se guiaba por esto y no es poco, porque consiguió que AADB1966 sea considerada una de las mejores películas del s.xx.
A pesar de contar con una corta filmografía, Bresson ha demostrado ser un maestro del séptimo arte y regalarnos films increíbles e inolvidables.



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